reseñas

“Entre Orfeu i Plató” de Joan Cuscó i Clarasó (Enoanda, 2022)

He aquí una excepción justificada: un libro publicado recientemente en catalán, que no ha sido traducido. La elección es personal, por lo que significa el tema tratado y el autor que lo trata -admirado por mi a distancia, y en gran parte responsable de que esté sentado grabando Filosofía de bolsillo-, pero no caprichosa. Es este un ensayo que sabe hablar de filosofía partiendo de puntos de referencia musicales, y viceversa. Lo hace manejando con agilidad la larga tradición de Occidente desde la antigüedad griega, y no simplemente estableciendo un diálogo entre ambas disciplinas, que también tiene lugar.

Su autor sintetiza en este texto, breve pero importante en su trayectoria académica, el grueso de sus intereses y preocupaciones, dejando la puerta abierta e invitándonos a seguir recorriendo ese camino juntos. Se trata, de definitiva, de seguir las huellas, en ocasiones perdidas, de la filosofía y la música en la cultura catalana contemporánea; perdidas tanto por dejadez propia como por  embates y circunstancias externas, pero persistentes para quien tiene olfato, como recuerda Cuscó en el segundo capítulo.   

Tras una presentación donde se define el proyecto de construir una visión global de “las relaciones, diálogos, interferencias y complicidades entre la música y el pensamiento filosófico en la Cataluña contemporánea” (p.XI), el ensayo se divide en trece breves capítulos al que sigue un epílogo rematado por una profusa bibliografía. Si bien algunos tienen más peso que otros -fundamental “Francesc Pujols i la música” y “Música y filosofía”, donde se tejen relaciones entre el filósofo Pujols y el compositor Jaume Pahissa-, en general todos siguen una misma estructura, que suele descubrirnos el legado filosófico-musical de movimientos intelectuales y autores de relevancia internacional que no han sido suficientemente atendidos. Así, en “La música i els filòsofs” encontramos ejemplos singulares en el siglo XX de músicos con un bagaje filosófico, “De platonisme i noucentisme” nos descubre las raíces platónicas del concepto de música en autores cercanos al noucentisme -movimiento cultural fundamental en la Cataluña de principios del siglo XX-, y algo parecido se hace con la Renaixença más adelante. 

A partir de entonces, destacan en el volumen una serie de figuras entre los siglos XIX y XX con una obra y un pensamiento destacado, sobre los que queda mucho que estudiar: el compositor Antoni Nogués (1820-1882), el filósofo Francesc Pujols, la dramaturga, traductora, crítica y pianista Maria Carratalà (1899-1984), el biólogo y filósofo Antoni Oriol Anguera (1906-1996), el filósofo Diego Ruiz (1881-1959) que requiere, según Cuscó, “una monografía entera” (p.111)…   

Un libro muy sintético, bien estructurado y tremendamente sugestivo para seguir investigando los tesoros filosóficos y musicales de Cataluña en el siglo pasado, que nos ayudan no sólo a comprender los del presente, sino a trabajar por construir aquellos dignos de ser rescatados para una tradición cultural siempre en vías de construirse y reconstruirse, de rebrotar y sobrevivir -como decía Pujols y lo recuerda la entrada del museo Dalí de Figueres- a su ilusos enterradores.

Diego Civilotti – 7/07/2022

“Ortega y la técnica” de Marcos Alonso (Plaza y Valdés/CSIC, 2021)

En plena Cuarta Revolución Industrial, con fenómenos prometedores como la nanotecnología, la biotecnología… libros como este deberían ser de lectura obligada. Se trata de uno de esos trabajos que nos permiten constatar la mala lectura que se ha hecho de clásicos del pensamiento como Ortega y Gasset, y a partir de eso, descubrir su vigencia y la capacidad para alumbrarnos en esta oscuridad que nos acecha por todas partes. 

Marcos Alonso parte de la premisa siguiente: el pensamiento de Ortega, en lo más fundamental, que es su filosofía de la técnica, está por descubrir. Y lo más interesante, el planteamiento de Ortega sobre la técnica es equilibrado, una tercera vía frente a las posturas que se sitúan en los extremos; ya sea la mirada apocalíptica y nostálgica, o su antítesis, la ingenuidad de las corrientes transhumanistas. Lo que la filosofía de Ortega pretende es comprender la técnica, y hacerlo desde la antropología y la metafísica. Es decir, desde una mirada muy amplia sobre la técnica, más allá del concepto de tecnología asociado a la ciencia, como núcleo de la vida humana. Esto es lo que lleva al autor a ofrecer una introducción a la filosofía de la técnica. 

Es a partir del segundo capítulo cuando se estudia la técnica en el pensamiento de Ortega y Gasset, analizando las obras de madurez que rodean a Meditación de la técnica (1939), como son La rebelión de las masas (1929) y los cursos universitarios de los años 30, donde su reflexión sobre la técnica impregna muchas de sus ideas, especialmente en el caso de Principios de metafísica según la razón vital y de El hombre y la gente (1939), donde niega una naturaleza humana, y hace un análisis sociológico donde la técnica tiene un gran peso. Lo que demuestra Alonso a lo largo de este segundo capítulo, es que el problema de la técnica en Ortega no se reduce a una obra, sino que recorre toda su producción. Puede parecer que este planteamiento tiene más interés para el especialista o exegeta de la filosofía de Ortega, pero a medida que avanza se van filtrando ideas interesantes sobre filosofía de la técnica. 

Tercer y cuarto capítulos guardan relación. En el tercero, se expone la comprensión de la técnica como fenómeno histórico de la Modernidad, en obras capitales como En torno a Galileo, donde “el moderno, podemos inferir, es primordialmente un ingeniero, un técnico” (p.132). En el cuarto, la técnica como fenómeno “bio-antropo-metafísico”, que resume las tres miradas sobre la técnica que desarrolla Ortega: el capítulo clave, el más extenso y profundo de todo el libro. A este le sigue un quinto capítulo cuyo título resume el contenido: “Ortega y los problemas tecnológicos del presente”. Se habla en él de la irrupción y el crecimiento de internet, de ingeniería genética, transhumanismo y poshumanismo, y se pone en diálogo a Ortega con pensadores actuales, mostrando su plena vigencia. Antes de una profusa bibliografía, Alonso concluye la necesidad de una reforma y no una revolución frente al desarrollo actual de la técnica y los retos que plantea. Y para ello, nada mejor que volver a Ortega para leerlo sin reduccionismos y descubrir “un pensador vigente y estimulante (…) un incitador al pensamiento” (p. 305).

Diego Civilotti – 30/06/2022

“Víctimas e ilesos. Ensayo sobre la resistencia ética” de Olga Belmonte García (Herder, 2022)

El concepto de víctima es uno de los conceptos centrales alrededor de los cuales pivota gran parte de la discusión ética actual. Por eso es interesante que la filosofía se acerque a ello y movilice conceptos. Es lo que hace este trabajo de Olga Belmonte García, doctora en Filosofía por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y profesora de la Universidad Complutense de Madrid.  

Una de las grandes virtudes de este ensayo es que no habla sobre las víctimas, después o a partir de ellas, sino que deja que sean ellas (más allá de las palabras, que se les niegan muchas veces) las que hablen. Sólo a partir de la vivencia concreta se trazan algunos conceptos, que sin afán de sistematicidad o exhaustividad, aportan claridad a la cuestión. Empezando por el concepto de “víctima” y su génesis, que descansa en el de “victimario”, el encargado de sacrificar un animal para ofrecérselo a los dioses en Roma, y “el que inflige un daño a la persona, convirtiéndola en víctima” (p.78).

Tras un bello prólogo de Graciela Fainstein -filósofa y víctima de secuestro y tortura durante la última Dictadura Militar Argentina-, Belmonte plantea el punto de partida (“es preciso ensayar formas de pensar que nos ayuden a prevenir y a combatir la barbarie”). El texto plantea un trayecto desde lo real a lo posible, desde una mirada a la crudeza del pasado hasta una mirada hacia un futuro posible. El primer capítulo, titulado “Aprender del pasado”, es el más breve y analiza las distintas lecturas del pasado que plantean la posibilidad o imposibilidad de aprender de él más allá de comprenderlo. Más extenso es el segundo, “Testimonios del horror”, donde se analiza el fenómeno desde distintas facetas: los tipos de víctimas y su vivencia, la pérdida de una patria física, lingüística y humana (social), las respuestas frente a ello, y el fenómeno del victimismo para distinguirlo de las víctimas reales.

A continuación, y practicando un sano equilibro, sin desembocar en la irracionalidad ni deformar domesticando la realidad rotunda de la violencia y el dolor, la autora procura pensar la crueldad en un capítulo que titula “La lógica de la barbarie”. En este se pone el foco en la figura del victimario, la construcción de la cultura del odio y la tortura como “forma de violencia sistemática, organizada y metódica” (p. 105). Finalmente, el cuarto capítulo es el apartado propositivo de la obra: una tentativa de ética entendida como resistencia, que apela a la “comunidad de los ilesos”, aquella conformada por “quienes, dentro de la sociedad, y como ilesos, se sienten conmovidos, afectados por el sufrimiento de las víctimas y llamados a responder ante él” (p.125). Sin coartadas que nos permitan huir de pertenecer a ella, siendo afectados por el dolor de los otros, trascendiendo mi comunidad, porque “la sociedad por sí sola no genera cambios”. Viviendo, por tanto, en estado de vigilia moral (p.145), porque nuestra capacidad para responder a esa llamada es lo que nos define como humanos. En ese mismo sentido, Belmonte señala en el epílogo la importancia de construir un relato común que honre las víctimas, para no seguir heredando odios. 

Una bajada a los infiernos que puede incomodarnos en nuestra comodidad, pero que nos permite ver más claro en el ascenso. Un libro necesario, y eso es mucho decir frente a la verborrea y la hipertrofia editorial contemporánea.

Diego Civilotti – 16/06/2022

“Introducción a la Lógica de Hegel” de Rafael Aragüés (Herder, 2021)

La palabra manual tiene, en muchas ocasiones, una connotación peyorativa cuando se habla de libros de filosofía. Sin embargo, si nos ceñimos a su significado genuino, este texto de Rafael Aragüés es un gran manual, que de una manera sistemática y exhaustiva ofrece un acompañamiento a la lectura de la Ciencia de la Lógica de Hegel y claves para entender su génesis. 

El libro se divide en cuatro grandes partes, seguidas de un apéndice. La primera de esas cuatro partes es un verdadero tesoro didáctico, que reconstruye la formación del idealismo alemán y de Hegel en ese marco, en discusión con Kant, Fichte y Schelling. De hecho, Aragüés dedica la mitad de esa primera parte (pp. 15-45) a apuntalar las raíces kantianas del idealismo, con especial atención a las categorías. Todo ello culminará en tres apartados finales centrados en la lectura de Kant que hará Fichte, Schelling y Hegel, para construir el sistema que el primero deja preparado. 

En la segunda parte el autor pone los cimientos para entender el proyecto que está detrás de la Ciencia de la lógica: una lógica especulativa, diferente de la lógica formal o la lógica trascendental (Kant), a través de la cual Hegel desarrolla su metafísica como filosofía fundamental, hacia una doctrina del pensar puro en sus determinaciones, sin base en un Yo trascendental o en los objetos de la realidad. Cierra esta segunda parte un análisis interesante de la relación de la lógica con la Fenomenología del espíritu, “un escepticismo que se va dando cumplimiento” (p.108). Es la tercera parte (“El desarrollo del pensar: ser, esencia y concepto”) el corazón del volumen, por extensión y detalle, imposible de sintetizar en pocas palabras. En ella, Aragüés ofrece a lo largo de 179 páginas una síntesis detallada y un mapa de la Ciencia de la Lógica, que cumple lo que promete: “ofrecer un apoyo a la lectura de la obra que oriente al lector en los puntos clave del texto hegeliano” (p.112). 

La cuarta y última parte amplía el foco para entender esta obra y el desarrollo de Hegel en un contexto más amplio, puesta en relación con otros textos y con el contexto histórico del pensador alemán, en un apéndice titulado “La libertad en el mundo”, de lectura muy recomendable en la actualidad. Un gran trabajo, que permite comprender todos los resortes de un desarrollo intelectual que conduce a la gran filosofía de la razón y la libertad, y que no ha dejado de dar fruto y desatar combates en los últimos doscientos años.

Diego Civilotti – 09/06/2022

“Soledades. Una cartografía para nuestro tiempo” de (eds.) Melania Moscoso y Txetxu Ausín (Plaza y Valdés, 2021)

La insociable sociabilidad (ungesellige Geselligkeit) del ser humano apela en Kant a una ética que hunde sus raíces en la antropología moderna. Desde esa perspectiva, pensar la soledad implica afrontar las grandes cuestiones éticas de la modernidad, aunque todo ello tenga a la vez derivaciones políticas, sociológicas o psicológicas. 

Eso es lo que estudia este reciente volumen colectivo, editado por dos especialistas en Ética Aplicada del CSIC, profesores en la Universidad del País Vasco; Melania Moscoso y Txetxu Ausín. Este se propone analizar el fenómeno de la soledad desde tres ejes enfocados en la actualidad: el auge del individualismo, la crisis de los cuidados en una desigualdad y precariedad creciente y la ambivalente relación con las tecnologías digitales. 

Como todo volumen colectivo, se trata de una colección de 11 estudios muy heterogéneos por enfoque, estilo y alcance. En primer lugar, una introducción que pone las cartas sobre la mesa, haciendo referencia a la búsqueda de “una visión poliédrica de la soledad”, sirviéndose para ello, además de la filosofía, de la antropología, la bioética, la literatura… y resumiendo los aspectos cuantitativos y cualitativos que se estudian a lo largo del volumen. 

Tras un segundo capítulo (“Fundamentos epistémicos y éticos del concepto de soledad”) centrado en el análisis del lenguaje, el tercero de los capítulos se apoya en la sociología de Émile Durkheim para poner el enfoque en la soledad como pérdida y carencia en la tensión, propia de la modernidad, entre individuo y sociedad. Le sigue un largo cuarto capítulo que pone el foco en el concepto de cuidado desde la perspectiva de género, y un quinto que analiza la percepción de la soledad, en culturas individualistas y colectivistas, desde la perspectiva de los estudios transculturales. Elaborado más desde lo cuantitativo, el sexto estudio desarrolla una reflexión bioética y política sobre el impacto de la soledad en la salud, analizando factores determinantes del contexto sociopolítico. Lo acompaña muy bien el séptimo, dedicado específicamente al fenómeno en las ciudades y a las lógicas políticas y económicas de gestión del espacio, y el octavo, que estudia su proyección en los espacios virtuales y la interacción en las redes sociales. 

Finalmente, el noveno capítulo se sirve de la privación social forzosa, aplicada en la psiquiatría infantojuvenil desde el concepto de “contención física”, para hablar de la soledad forzosa, mientras el décimo estudio analiza cómo afecta la soledad a las personas con discapacidad. El último episodio se distingue de todos los demás, proporcionando con inteligencia elementos de análisis desde la ficción y la teoría narrativa, valiéndose de la creación de sentido que ha llevado a cabo el cine y la literatura que ha tratado la soledad.   

En suma, un volumen con una gran orientación práctica alimentada por los trabajos de campo, pero con un enorme potencial para alimentar la reflexión ética y filosófica frente a un fenómeno cada vez más extendido.

Diego Civilotti – 02/06/2022

“El principio de angustia” de Fernando Pérez-Borbujo (Herder, 2022)

Como dice Fernando Pérez-Borbujo en su texto, es una “impertinencia” proponer una filosofía de la angustia después de Schellin, Hegel, Kierkegaard, Freud, Heidegger, Lacan, Sartre y Sloterdijk. El autor lo hace vinculándola a una filosofía del principio, teniendo en cuenta la polisemia de este que en alemán se distingue; principio como inicio (Anfang), y como principio superior (Prinzip). 

El ensayo se divide en tres grandes partes, dedicadas a las tres dimensiones de la angustia, nacimiento, libertad y muerte (“una triple angustia de una triple facultad de un principio único”, p. 51), precedidas de una serie de preámbulos. En ellos el autor refina los conceptos que después desarrollará, y presenta el espacio en el que se desarrollarán esas dimensiones: el marco de las “edades del hombre”, para presentar una lectura diferente a las que han dominado desde el idealismo alemán al existencialismo, que comprendían la angustia desde el fin y la muerte. En cada una de esas edades entre el nacimiento y la muerte (infancia, juventud y vejez) predominará una de las tres dimensiones de la angustia que se va desarrollando gradualmente (infancia ligada al nacimiento, juventud ligada a la libertad, vejez ligada a la muerte). Freud y Sloterdijk serán las referencias importantes de esta primera parte.

La segunda parte dedicada a la libertad, arranca con un capítulo dedicado a la reflexión ética, teniendo en cuenta que se trata del fundamento de la dimensión moral y religiosa del ser humano. En esta parte, el existencialismo tiene cierto peso pero las referencias son mucho más heterogéneas, desde la filosofía antigua hasta el pensamiento cristiano, que culmina en un iluminador sexto capítulo dedicado a la angustia religiosa y el absoluto, donde la referencia a la antropología de Søren Kierkegaard es inevitable.      

Es en la tercera y última parte donde la acotación temporal es más estricta, porque Pérez-Borbujo nos recuerda que es entre mediados del XIX y principios del XX cuando nos encontramos “con una angustia que hasta entonces parece haber estado escondida” (p.203): la angustia del fin. Todo ello tiene raíces históricas muy anteriores que el autor no deja de señalar, pero se ocupa de la forma que toma esa angustia en la crisis de la modernidad, que en alguna ocasión ha sido definida como la era de la angustia y donde destacan aportaciones como la de Martin Heidegger. Esta parte nos ofrece una amplia reflexión sobre la muerte, que arranca con una aclaración conceptual sobre los tres sentidos que tiene la palabra “fin” en nuestra lengua: como finalidad, como destino, y como cese, término (el aspecto más enigmático y trágico). Una “angustia múltiple” (p.224) la de la muerte -la de la inteligencia, el deseo, lo nacido, la experiencia…- por la que el autor nos pasea hasta llegar a un noveno capítulo que le sentido, no sólo a esta parte, sino a todo el libro. En él, el autor descubre las raíces de la esperanza en la angustia, “una constante de la condición humana” (p.245), que da como fruto utopías, distopías, sueños… para ligar el principio con el fin. 

El texto se completa con tres excursos al final de cada parte, y un epílogo donde se expone el principio de angustia, en diálogo crítico con la tradición, como una doctrina metafísica que nos recuerda que “sólo una vida angustiada puede llegar a ser una vida esperanzada” (p.279). Antes de la bibliografía, un apéndice cierra el libro, muy didáctico para entender el arco histórico desde el idealismo alemán hasta la crisis de la modernidad que se despliega en el siglo pasado. 

Sólo teniendo un sólido conocimiento de la tradición filosófica, especialmente de la modernidad, se puede afrontar con garantías una tarea como la que afronta este ensayo. Y Pérez-Borbujo no sólo la tiene, sino que su esfuerzo pedagógico y estilo depurado nos permite disfrutar del trayecto, con un trabajo apasionante.

Diego Civilotti – 26/05/2022

“Habermas ante el siglo XXI” de César Ortega Esquembre (Tecnos, 2021)

Desde hace tiempo se habla del exceso de producción académica, que ha ido en detrimento de la calidad y el interés de lo producido. En el caso de las tesis doctorales, requeriría un análisis en sí mismo. No es el caso de esta tesis convertida en libro, donde César Ortega Esquembre ofrece una mirada panorámica del devenir de la Teoría Crítica de la sociedad desarrollada por la Escuela de Frankfurt, desde Karl Marx hasta Rahel Jaeggi. 

El título alude al objetivo del trabajo, el estudio de la relación entre crítica y normatividad en la Teoría Crítica en general, y de Habermas en particular, como representante de una etapa de esta escuela de pensamiento, muy dedicada a ofrecer modelos normativos. La fundamentación de la crítica es la gran cuestión del pensamiento contemporáneo, y César Ortega dedica la introducción a trazar una genealogía de las propuestas de la Teoría Crítica en diferentes estadios históricos, cada una con un contexto muy diferente: (1) Marx y la filosofía materialista de la historia (2) la autocrítica de la razón de Adorno y Horkheimer; (3) La teoría de la acción comunicativa de Habermas y (4) la teoría de la lucha por el reconocimiento de Honneth. En paralelo a ello, cuatro grandes etapas históricas: la primera hasta la Primera Guerra Mundial; la segunda, durante las dos guerras mundiales; la tercera, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta final de los años setenta; la última, desde entonces hasta hoy, la era “neoconservadora”. 

En el primer capítulo, Ortega analiza los presupuestos teóricos de los orígenes de la Teoría Crítica de la sociedad, centrándose en la problemática de la normatividad; esto es, en la dificultad por llegar a establecer unos criterios normativos y racionales, desde la auto-crítica de la razón a la que se procura desarmar (lo que conduce a una aporía). A continuación, analiza la influencia de ese primer periodo en el joven Habermas, y cómo este procura dar respuesta a esas dificultades a partir de una corrección de la filosofía del sujeto desde la filosofía de la intersubjetividad y su teoría de la evolución social. En el tercer capítulo, se ofrece el estudio central del ensayo, sobre la versión de la Teoría crítica de la sociedad habermasiana, mientras en el cuarto se analiza el Habermas posterior a la «Teoría de la acción comunicativa» y sus estudios en el ámbito de la epistemología, la ética y el derecho y la política. Finalmente, en el quinto capítulo se recoge el enunciado del libro, y se recoge la proyección de la teoría de la acción comunicativa de Habermas; es decir, la producción teórica de pensadores que parten de una lectura crítica de la obra de Habermas, y de su concepto de racionalidad comunicativa no deformada: Axel Honneth, Adela Cortina, Rainer Forst, Rahel Jaeggi y Hartmut Rosa. 

Hablar de la Teoría Crítica, es hablar del corazón intelectual del siglo XX. Hablar de las raíces y la proyección del pensamiento de Habermas, uno de sus principales representantes, cuya obra se proyecta hacia el futuro, es llegar al corazón de ese corazón para procurarse una brújula en el siglo de la desorientación. César Ortega lo logra con un trabajo sistemático y profundo, un verdadero punto de referencia en nuestra lengua al que acudirá seguro, cualquier interesado en la cuestión.

Diego Civilotti – 19/05/2022

“Las ideas filosóficas de Marx” de Eduardo Álvarez (Tecnos, 2021)

La figura de Karl Marx es una de aquellas figuras enormes, que van y vienen como un péndulo a lo largo de la historia. Siempre influyentes y discutidas, pero siempre pagando el precio de ser ensombrecidas y distorsionadas por –ismos y elementos ajenos a su propia obra.    

El profesor Eduardo Álvarez no sólo tiene un gran conocimiento del pensamiento del siglo pasado, sino también de las raíces filosóficas de Marx, que van desde los albores de la Ilustración al hegelianismo. Uno de sus principales intereses, materializado en un Grupo de Investigación en la Universidad Autónoma de Madrid, es la pregunta por el origen y génesis del pensamiento contemporáneo. Y eso encontramos también en este trabajo respecto a Marx; una lectura que exige cierta familiaridad con conceptos de la tradición, pero también de gran fluidez y claridad. Y que al mismo tiempo, descubre prejuicios asentados en foros y espacios académicos, como es el de presentar la filosofía de la historia de Marx desde un determinismo influido por la tradición judeocristiana, más allá de su optimismo, como el de Engels, en las posibilidades emancipatorias de las sociedades bajo la brújula del espíritu ilustrado (p.147). 

En primer lugar, en un capítulo dedicado a reivindicar el Marx filósofo, heredero de la tradición moderna, en su doble vertiente teórica y práctica, y la enorme influencia de Hegel, el filósofo omnipresente cuando se encontraba estudiando filosofía en Berlín. A partir de ello, el ensayo recorre distintos aspectos cardinales para entender el lugar y la dimensión del pensamiento de Marx. La antropología, donde el ser humano se define desde el trabajo y se piensa con y contra Hegel y Kant; el valor de la praxis, donde se analiza la compenetración entre teoría y práctica en discusión con el idealismo; el peso de la dialéctica para entender la crítica que Marx hace de la metafísica; el análisis de la sociedad, la economía y la historia bajo la óptica materialista, donde tiene protagonismo El Capital (1867); los esbozos de teoría política sobre la democracia y la libertad; y finalmente, el individuo entendido como producto de la sociedad y la historia. Aquí cristaliza algo que recorre todo el texto, y es el pensamiento de Marx sobre la conciencia, entendida como resultado del “ser social”, de una estructura de relaciones materiales. La conciencia es de hecho “parte de la realidad frente a la que ella misma se sitúa” (p.32). 

Álvarez es capaz de iluminar con mucho detalle todos los rincones del pensamiento de Marx y discutir con argumentos sólidos a grandes comentaristas de su obra: tal es el caso de Althusser, Lukács, Gramsci o el propio Lenin, un teórico de primera hora. Pero también recoger, desde una lectura crítica, la producción teórica actual sobre Marx, en autores como Moishe Postone o Jürgen Habermas.

Diego Civilotti – 28/04/2022

“El problema de la consciencia” de Miguel Ángel Sebastián (Cátedra, 2022)

En muchas ocasiones, la literatura académica filosófica en nuestra lengua tiene grandes lagunas. Tal es el caso de los estudios teóricos actuales sobre el problema de la consciencia y la relación mente-cuerpo. Este ensayo de Miguel Ángel Sebastián, especialista en ciencias cognitivas y filosofía de la mente e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, se propone subsanar esa laguna, desde las armas teóricas de la filosofía analítica. 

Lo hace con un trabajo muy sistemático y exhaustivo, fruto de la experiencia investigadora del autor, que sitúa al lector rápidamente en el estado de la cuestión, sin dejar de ofrecer el contexto del que surgen los debates actuales, con especial atención a lo que David Chalmers llamó “el problema difícil de la consciencia” (The hard problem of consciousness), acerca de cómo surge la conciencia en un universo hecho de materia y energía y cómo son posibles los estados mentales. 

Ha habido y hay muchos intentos de llegar a una comprensión científica de la consciencia, pero todos tienen un trasfondo filosófico que desentrañar. Tras un primer capítulo -”Consciencia”- de gran valor didáctico para situarse en la cuestión, el autor lo hace en este texto en un recorrido por diferentes posturas (con especial detalle, la postura materialista en el segundo capítulo, y las objeciones a esta en el tercero, donde resume los argumentos de dos autores esenciales en la cuestión: Saul Kripke y David Chalmers). A partir de esto, en el cuarto capítulo se presentan, con gran exhaustividad, las tres grandes posiciones en relación a la naturaleza de la conciencia y la relación cuerpo-mente: el dualismo, el panpsiquismo y el materialismo, todos ellos con su propias ramificaciones (como sucede por ejemplo, dentro del dualismo, entre el epifenomenismo y el interaccionismo, que piensan la relación entre lo material y lo inmaterial de manera diferente). Finalmente, en el capítulo quinto, Miguel Ángel Sebastián recupera “el problema difícil” de Chalmers para presentar su propia concepción, cercana al materialismo, y discutiendo autores de referencia en la actualidad, como son Michael A. Cohen o Daniel C. Dennett. 

 Sin esquivar ninguna de las grandes cuestiones en torno al estudio de la consciencia, es un trabajo muy didáctico, en la medida en que ofrece herramientas de garantías para entender el debate actual, y a partir de ahí, poder desarrollar una investigación apoyándose en la numerosa bibliografía que lo acompaña. Una lectura imprescindible para acercarse de manera rigurosa al problema de la consciencia, uno de los campos más apasionantes y de mayor vigor en la filosofía actual.

Diego Civilotti – 21/04/2022

“El sentido de la libertad. Cómo construir una autonomía responsable” de Carlos Blanco (Taugenit, 2021)

Carlos Blanco es una mente tan brillante y activa como precoz, que a sus 36 años de edad cuenta con un gran número de publicaciones, además de haberse formado como filósofo, químico y teólogo, y ser Doctor en Filosofía y en Teología, profesor de la Universidad Pontificia Comillas. El sentido de la libertad es uno de sus últimos trabajos, un ensayo de lectura exigente, que al mismo tiempo se presenta como una amplia introducción a los principales temas que giran en torno a la idea de libertad.  

El punto de partida del texto es la demoledora frase con la que se abre: “si el universo no manifiesta interés alguno en mí, ¿por qué debo actuar moralmente?”. Es el primer capítulo, titulado “La libertad y el universo físico”, quizás el más redondo del ensayo. En él, Blanco muestra sus cartas y sus premisas teóricas, en aspectos que recorren el ámbito de la teoría del conocimiento, haciendo dialogar con agilidad y rigor, la filosofía con las ciencias. En la última sección de ese primer capítulo, dedicada a la voluntad como potencia creadora de sentido, ya se tienden puentes hacia el segundo capítulo, “La libertad y la ética”, donde se apuntalan conceptos éticos tras presentarnos como un objeto de la naturaleza, gobernada por leyes ciegas “antes los esfuerzos morales”, y en el centro de una profunda contradicción que convierte la normatividad ética en un reto: “¿cómo saber qué es lo correcto en cada caso?” (p.116). 

La referencia a Kant en este aspecto, es obligada, en relación a la búsqueda de principios a priori de los juicios morales. Blanco describe las debilidades de ese proyecto, y la insuficiencia tanto del formalismo como del consecuencialismo, cuyas posturas sintetiza; en el propio Imperativo Categórico encontrará rastros de lo que pretende combatir: el principio de utilidad. El examen crítico se extiende a otros autores como Hume y Leibniz, y a numerosos conceptos de la tradición que han sido influyentes, para desembocar en un análisis de la autonomía de la razón, “la esfera de un pensamiento sometido a sus propias reglas lógicas frente a las imposiciones del principio de utilidad”.

En el último capítulo, el autor retoma aspectos presentados en el primero, respecto a una filosofía de la mente que aborde la relación entre libertad y conciencia, teniendo presentes los descubrimientos de las neurociencias. Un fragmento que culmina en un alegato contra el nihilismo, la indiferencia y el imperio de lo dado: “estamos obligados a interrogarnos, y a descubrir el horizonte de nuestras posibilidades” (p. 214). Todo redondeado en un epílogo que retoma la fuerza declarativa del existencialismo: “me siento arrojado en un mundo que yo no he creado” (p.217). 

Elaborar un libro académico y al mismo tiempo entrañable y dotado de un profundo sentido humanista, es algo muy difícil de lograr, y Carlos Blanco lo ha hecho. 

Diego Civilotti – 14/04/2022