“Democracia sin demos” de Catherine Colliot-Thélène (Herder, 2020)

Publicado originalmente en francés en 2011, y traducido recientemente por Victor Goldstein para Herder, lo que propone Democracia sin demos es una profunda revisión del concepto de democracia que manejamos en las sociedades liberales modernas. Gran experta en la obra de Max Weber, Catherine Colliot-Thélène lleva a cabo una revisión de nociones que aparecen en la obra del sociólogo alemán, con especial atención a la construcción histórica de los derechos subjetivos.

Por una parte, han desaparecido las identidades colectivas, las entidades supraindividuales que canalizaban la participación en la defensa de los derechos subjetivos; la capacidad de aglutinación que tenía la nación o la clase social, para multiplicarse y diversificarse hoy en una inmensa cantidad de minorías políticas.

Por otra parte, el papel de ese Estado moderno, cuyo origen describimos desde hace semanas en este podcast, ha sufrido grandes transformaciones, y en ello es importante lo que Colliot-Thélène subraya respecto al “pluralismo jurídico contemporáneo”. Ya no hay una comunidad fuerte que apele a ese demos, en la base de la idea de democracia, y por el otro lado se han multiplicado las instancias de poder. A esto debemos añadir que el principio básico de autolegislación (es decir, estar sometido a una ley en cuya elaboración hemos tenido voz) se ha vaciado totalmente de significado y se ha convertido en un mito (cacareado sin descanso por la clase política) que oculta la propia naturaleza del poder, porque cada vez más, nos sometemos a normas elaboradas por instancias de pretendidos expertos fuera de nuestro control, como electores, que nunca rinden cuentas ante nosotros, pero cuyas decisiones nos afectan. Esto, en el mejor de los casos, puesto que los gobiernos nacionales también participan de esa asimetría entre una masa sujeta a reglas (que no puede modificar), y aquellos que las elaboran.

El punto de partida de Colliot-Thélène, es pues, la alerta frente al olvido, por parte de los filósofos desde finales del siglo XX, que la política es poder y dominación. Pero por encima de todo, la premisa es la indeterminación de un demos en un contexto (que Colliot-Thélène sitúa a partir de finales del XX) en el que se han multiplicado las formas y los lugares de poder, donde tenemos que deconstruir el mito de la autolegislación. La adhesión a partidos o el voto, es tan sólo una forma en declive de politización, cuando el Estado es sólo un interlocutor más y no el núcleo de la democracia. Según la autora, sólo a partir de un análisis así, vamos a poder entender y construir las nuevas formas de ciudadanía, que ya no son las de Rousseau.

En el primer capítulo, Colliot-Thélène elabora una descripción muy detallada de cómo aparece históricamente el sujeto de derechos en la modernidad, dialogando con Weber y con Kant. El segundo se dedica a un análisis crítico de Rousseau y su noción ambigua de “pueblo”, mientras que en el tercero responde a la pregunta de cómo y por qué se denominan democracias a los regímenes constitucionales de la modernidad, que no lo eran para los autores de finales del XVIII, con una referencia a Hannah Arendt, clarividente para nuestra época. Ya en el cuarto se afronta la cuestión que anuncia el título, sobre una democracia que funciona sin un ideal de una comunidad democrática, a partir del cual, la autora replantea muchos conceptos de la tradición, sobre cómo el sujeto se ha convertido en ciudadano, pero también proyecta visiones de futuro de qué es el ciudadano con derechos en nuestro tiempo y cuáles son los grandes desafíos y debilidades de los países que se consideran democracias plenas. Un ensayo con mucha enjundia conceptual, para leer y pensar con cautela, pero al mismo tiempo, para hacerlo de forma urgente.

Diego Civilotti – 22/04/2021