“Las ideas filosóficas de Marx” de Eduardo Álvarez (Tecnos, 2021)

La figura de Karl Marx es una de aquellas figuras enormes, que van y vienen como un péndulo a lo largo de la historia. Siempre influyentes y discutidas, pero siempre pagando el precio de ser ensombrecidas y distorsionadas por –ismos y elementos ajenos a su propia obra.    

El profesor Eduardo Álvarez no sólo tiene un gran conocimiento del pensamiento del siglo pasado, sino también de las raíces filosóficas de Marx, que van desde los albores de la Ilustración al hegelianismo. Uno de sus principales intereses, materializado en un Grupo de Investigación en la Universidad Autónoma de Madrid, es la pregunta por el origen y génesis del pensamiento contemporáneo. Y eso encontramos también en este trabajo respecto a Marx; una lectura que exige cierta familiaridad con conceptos de la tradición, pero también de gran fluidez y claridad. Y que al mismo tiempo, descubre prejuicios asentados en foros y espacios académicos, como es el de presentar la filosofía de la historia de Marx desde un determinismo influido por la tradición judeocristiana, más allá de su optimismo, como el de Engels, en las posibilidades emancipatorias de las sociedades bajo la brújula del espíritu ilustrado (p.147). 

En primer lugar, en un capítulo dedicado a reivindicar el Marx filósofo, heredero de la tradición moderna, en su doble vertiente teórica y práctica, y la enorme influencia de Hegel, el filósofo omnipresente cuando se encontraba estudiando filosofía en Berlín. A partir de ello, el ensayo recorre distintos aspectos cardinales para entender el lugar y la dimensión del pensamiento de Marx. La antropología, donde el ser humano se define desde el trabajo y se piensa con y contra Hegel y Kant; el valor de la praxis, donde se analiza la compenetración entre teoría y práctica en discusión con el idealismo; el peso de la dialéctica para entender la crítica que Marx hace de la metafísica; el análisis de la sociedad, la economía y la historia bajo la óptica materialista, donde tiene protagonismo El Capital (1867); los esbozos de teoría política sobre la democracia y la libertad; y finalmente, el individuo entendido como producto de la sociedad y la historia. Aquí cristaliza algo que recorre todo el texto, y es el pensamiento de Marx sobre la conciencia, entendida como resultado del “ser social”, de una estructura de relaciones materiales. La conciencia es de hecho “parte de la realidad frente a la que ella misma se sitúa” (p.32). 

Álvarez es capaz de iluminar con mucho detalle todos los rincones del pensamiento de Marx y discutir con argumentos sólidos a grandes comentaristas de su obra: tal es el caso de Althusser, Lukács, Gramsci o el propio Lenin, un teórico de primera hora. Pero también recoger, desde una lectura crítica, la producción teórica actual sobre Marx, en autores como Moishe Postone o Jürgen Habermas.

Diego Civilotti – 28/04/2022