“El capital sexual en la Modernidad tardía” de Eva Illouz y Dana Kaplan (Herder, 2020).

He aquí un sugestivo texto elaborado a cuatro manos por dos sociólogas, que tiene un pie en la sociología de la sexualidad y otro en la filosofía política. Un breve ensayo que replantea muchos conceptos de la tradición, a través de un breve pero clarificadora reconstrucción histórica, dirigiéndose a realidades actuales.

Aquí el capital se entiende de una forma más amplia que ceñido a lo estrictamente monetario, tomando a Karl Marx como punto de partida, pero ampliando dicha noción asociada a la sexualidad. Esta es entendida como un valor en sí mismo a partir de la liberación sexual que ha tenido lugar en las sociedades occidentales a lo largo de la modernidad, y especialmente a lo largo del siglo XX. Esto hizo que se fuera incorporando a las realidades económicas y sociales hasta poder hablar de un capital sexual, perfectamente compatible según las autoras con la libertad de mercado. Y esto no sólo por la posibilidad de coexistir sin verse amenazado, sino que incluso ese capital sexual es un mecanismo que permite extender el dominio de la economía de mercado, basada en la acumulación y el aumento de las desigualdades materiales en la modernidad tardía.

En resumen, Illouz y Kaplan ponen de manifiesto que la libertad sexual no sólo ha dejado de ser transgresora sino que se ha vuelto legitimadora de un statu quo. Con ello, esta propuesta nos ofrece herramientas para cuestionar o discutir ciertos planteamientos feministas o críticos con las dinámicas económicas actuales, y nos conduce a pensar todo aquello relacionado con la sexualidad desde un punto de vista sociológico, económico y cultural. En este sentido, el concepto de capital sexual como se analiza en el ensayo trasciende también la denominada “industria del sexo” y la actividad sexual asociada al intercambio de capital, que subyuga en particular a mujeres sin recursos. La propia esfera de la reproducción, la sexualidad como un valor en sí mismo asociado a la vida, está imbricada en la reproducción del sistema capitalista; un fenómeno que Illouz y Kaplan describen a partir de la liquidación de los límites entre sexo “malo” y sexo “bueno” (vinculado a la reproducción). A partir de ahí, el sexo produce capital de forma directa o indirecta: estas formas indirectas incluso de creación de subjetividad, son las que las autoras analizan para desvelar las nuevas formas de desigualdad en el capitalismo actual. Uno de esos libros breves que abren muchas ventanas y caminos para recorrer.

Diego Civilotti – 12/11/2020